RECURSOS DEL ESPIRITU HUMANO
El espíritu
puede ser llamado también el arsenal de medicinas de la logoterapia.
Como con
cualquier medicina, debemos estar conscientes de su existencia, para luego
aprender a usarlas. Son gratuitas, y solamente esperan dentro de nosotros
mismos a que sean utilizadas. Algunos de los recursos del espíritu humano se
describen a continuación.
La Voluntad de Sentido
Esta
es la más poderosa motivación para vivir y para actuar; los humanos somos seres
en busca de sentido. Visualizar el sentido de nuestra vida nos permite
desarrollar nuestras capacidades y soportar los contratiempos. Freud
consideraba al deseo por el placer como la máxima fuerza motivacional. Alfred
Adler consideró por su parte al deseo por el poder, como nuestro más poderoso
incentivo. Ambos son importantes. El individuo actúa para encontrar placer y
alcanzar el poder. Pero de acuerdo con Frankl, el placer no constituye una meta
primaria. Se deriva más bien del hecho de haber realizado algo significativo.
El poder no es un fin en sí mismo, sino solamente un medio para lograr un fin
que se alcanza utilizando el poder de una forma significativa. El sentido no es
ni un subproducto ni un medio para lograr un fin: es la meta última. Si la
voluntad hacia el sentido es ignorada o reprimida, el individuo se sentirá
vacío.
Orientación hacia una actividad
Para
llevar una vida plena, necesitamos que alguna actividad nos esté aguardando
siempre, tanto a corto como a largo plazo, pero esas tareas deben ser
libremente elegidas, no impuestas (aunque se pueden aceptar libremente algunas
que pudieran sernos asignadas). EL compromiso de tener que realizar una
actividad ayuda a no caer en neurosis o depresiones, proporciona apoyo en
épocas difíciles y evita recaídas. El valor curativo de desempeñar una tarea es
mayor cuando se considera uno la única persona que puede llevarla a cabo, o que
es la más capacitada para ejecutarla.
Conciencia
Esta
es la aguja de la brújula que apunta en dirección al sentido del momento. La
voz de la conciencia es débil, y a menudo se pierde, pero con habilidad propia
para escucharla y hacerle caso, sirve para mitigar la angustia mental y los
conflictos.
Autotrascendencia
Es
la facultad de llegar más allá de uno mismo, hacia amar a otros individuos y
causas que pueda uno convertir en propias. La autotrascendencia es uno de los
elementos más poderosos con que cuenta el arsenal de la medicina espiritual. Es
de un formidable valor terapéutico, capaz de proporcionar alivio en aquellos
momentos en que se siente uno más abatido.
Los
Alcohólicos Anónimos descubrieron hace tiempo que la persona más indicada para
ayudarlos es un alcohólico regenerado. Los logoterapeutas han encontrado
también que la mejor persona para auxiliar a alguien que pasa por una crisis,
es la que está luchando por salir de un conflicto similar y a pesar de todo, ha
descubierto el sentido. Las viudas pueden ayudar a otras, personas en silla de
ruedas pueden apoyar a algunas en situación parecida, enfermos incurables
pueden auxiliar a quienes están en fase terminal. Al ayudar a otros, la gente
alcanza la autotrascendencia que lo lleva al sentido.
Autodistanciamiento
Se
refiere a la habilidad de salir de uno y contemplarse a sí mismo “desde fuera”.
Con el autodistanciamiento, el “yo” espiritual se aleja del “yo” material y con
frecuencia éste constituye el primer paso para lograr la curación. En la medida
en que se diga uno: “Soy un fracaso”, será más difícil cambiar porque se está
considerando la derrota como parte de uno mismo. Quien aprende a decir: “Soy un
ser humano con todos sus potenciales, pero he experimentado fracasos en el
pasado”, éstos dejan de ser parte de él y se convierten en algo que le ha
acontecido y que no tiene por qué suceder otra vez. Las enfermedades físicas y
emocionales como el temor y la angustia, son parte del cuerpo y de la psique y
puede actuarse en contra de ellas dentro del espíritu. Se cuenta, en palabras
de Frankl, con el “desafiante poder del espíritu humano”, un recurso vital en
arsenal interno de medicamentos.
Humor
El
humor es una forma práctica de autodistanciamiento, observando lo chistoso que
resulta a veces nuestro comportamiento. La búsqueda del sentido es un asunto
serio, pero puede facilitarse bastante con la ayuda del buen humor.
La
vida es difícil. Puede tener más momentos de aburrimiento y angustia que de
alegría. Si se tiene conciencia, sin embargo, de que la vida tiene sentido y
que ofrece para todo momento un sentido potencial, nos convertimos en alguien
que dice sí a la vida, independientemente de lo que pueda sucedernos.
Empero,
hay que aprender a distinguir dos circunstancias contrastantes: aquellas que
determinan el destino –que no son susceptibles de cambio- y las que caen en el
ámbito de la libertad –que sí podemos cambiar-. Obviamente, el sentido en las
situaciones que pueden cambiarse, yace en la libertad que se tiene para
hacerlo.
Es
menos obvio para la mayor parte de la gente, que el sentido, en una situación
no modificable, yace también en la libertad –no en la libertad de cambiarla,
sino en modificar la actitud propia hacia lo inevitable-. Se puede adoptar una
actitud significativa hacia algo que no tiene sentido. No se ignora lo
negativo, sino que le sitúa dentro de canales positivos.
No
es siempre fácil distinguir entre una situación susceptible de ser cambiada, de
otra que no lo es. La muerte, la pérdida de un miembro, las restricciones que
impone la edad avanzada, un mal incurable, el divorcio –todo ello debe ser
aceptado, o la lucha por cambiar lo inmutable solamente nos debilitará-. Pero
en muchas situaciones personales, familiares o relativas al empleo, no siempre
resulta claro decidir si el sentido estriba en luchar contra los problemas o en
aceptarlos como son. Un diálogo socrático puede ayudar a tomar una decisión.
La
logoterapia puede ayudarnos a utilizar los recursos de nuestro núcleo
saludable, el espíritu humano. Una de las suposiciones básicas de la
logoterapia es la de que, en lo más profundo de nuestro inconsciente espiritual
sabemos la clase de persona que somos y podemos llegar a ser; en qué dirección
queremos ir, y cuál es el comportamiento más significativo para nosotros. Sobre
este conocimiento innato está el yo que proyectamos para asegurar tanto la
auto-preservación como la aceptación. Siempre que esos dos “yos” entran en
conflicto, nos sentimos incómodos con nosotros mismos.
Cuando
pretendemos hacer cambios en busca de sentido, es frecuente hablar en términos
generales –querer ser “más cuidadoso”, o “más asertivo”, o “menos indeciso”;
son metas, y es importante tenerlas. Pero los cambios ocurrirán solamente
cuando se den pasos efectivos para alcanzarlas.
Si
quieres ser más cuidadoso, tienes que preguntarte a ti mismo: ¿Qué hice durante
la semana pasada que manifestara más cuidado, y qué puedes seguir haciendo? O,
¿cuál de tus acciones durante la semana pasada constituyó un descuido, y qué
puedes hacer para evitar esa clase de conducta?
No siempre es fácil hallar el sentido pero debemos
confiar en que siempre existe… bajo cualquier circunstancia; y frente a lo que
no podemos cambiar, siempre podemos cambiarnos a nosotros mismos.
Recordar que “quien tiene un ‘por qué’, encontrará
casi cualquier ‘como’”!!!
Apelar a los logros del pasado, vivir en tiempo
presente y de manera consciente tomando las decisiones pertinentes dictadas por
nuestra conciencia, y visualizar logros
hacia el futuro que estén en nuestro campo de posibilidades, significa estar en
la vida y realizar lo que tanto anhelamos. Esto conformará nuestra Motivación de
Sentido en vías de plenificar la existencia con todos nuestros Recursos
Espirituales con que contamos.
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