14 principios para la comprensión y la empatía
con la vida:
1. No seas idólatra ni te ates a ninguna doctrina, teoría o ideología, incluso las budistas. Todos los sistemas de pensamiento son guías, no son la verdad absoluta.
2. No creas que el conocimiento que tienes ahora es absoluto, inmutable. Evita ser de mentalidad estrecha y atarte a los puntos de vista presentes. Aprende y practica el desapego de tus puntos de vista para estar abierto a recibir los puntos de vista de los demás. Se encuentra en y no en el conocimiento conceptual. Prepárate para aprender a través de todo, a observar en ti mismo y en el mundo en todo momento.
3. No fuerces a los demás, ni siquiera a los niños, por ningún medio en absoluto, a adoptar tus puntos de vista, ya sea por autoridad, amenaza, dinero, propaganda o incluso educación. Sin embargo, por medio del diálogo compasivo, ayuda a los demás a renunciar al fanatismo y a la estrechez.
4. No evites el contacto ni cierres tus ojos al sufrimiento. No pierdas la conciencia de la existencia del sufrimiento en la vida y del mundo. Encuentra maneras de estar con aquellos que sufren por todos los medios. Incluyendo el contacto personal y las visitas, imágenes y sonido. Por tales medios despierta en ti mismo y en los demás la realidad del sufrimiento en el mundo.
5. No acumules riquezas mientras millones están hambrientos. No tomes como objetivo de tu vida la fama, el provecho, la riqueza o el placer sensual. Vive simplemente y comparte el tiempo, la energía y los recursos materiales con los que estén en necesidad.
6. No mantengas ira u odio. Tan pronto como surjan la ira o el odio practica la meditación sobre la compasión para comprender profundamente a las personas que han causado ira u odio. Aprende a ver a los otros seres con los ojos de la compasión.
7. No te pierdas en la dispersión ni en el ambiente que te rodea. Aprende a practicar la respiración para recuperar la compostura del cuerpo y de la mente, para practicar la atención, y para desarrollar la concentración y la comprensión.
8. No pronuncies palabras que puedan crear discordia y causar ruptura en la comunidad. Haz todos los esfuerzos para reconciliar y resolver todos los conflictos, aunque sean pequeños.
9. No digas cosas falsas por interés personal o para impresionar a los demás. No pronuncies palabras que causen desviación u odio. No difundas noticias que no sabes que no son ciertas. No critiques ni condenes cosas de las que no estás seguro. Habla siempre verdadera y constructivamente. Ten el valor de hablar sobre situaciones de injusticia, aún cuando hacerlo pueda amenazar tu propia seguridad.
10. No uses a la comunidad budista para ganancia o provecho personal, no transformes tu comunidad en un partido político. Una comunidad religiosa debe, sin embargo, tomar una actitud clara contra la opresión y la injusticia, y debe esforzarse por cambiar la situación sin engancharse en conflictos partidarios.
11. No vivas con una vocación que sea dañina para los humanos y la naturaleza. No inviertas en compañías que priven a los demás su oportunidad de vivir. Elige una vocación que te ayude a realizar tu ideal de compasión.
12. No mates. no permitas que otros maten. Encuentra todos los medios posibles para proteger la vida y prevenir la guerra.
13. No
poseas nada que debería pertenecer a los demás. Respeta la propiedad de los
demás pero evita que los demás se enriquezcan con el sufrimiento humano o el
sufrimiento de otros seres.
14. No maltrates a tu cuerpo. Aprende a manejarlo con respeto. No veas a tu cuerpo simplemente como un instrumento. Preserva las energías vitales (sexual, respiración, espíritu) para la realización del camino. La expresión sexual no debería ocurrir sin amor y compromiso. En las relaciones sexuales, sé consciente del sufrimiento futuro que pueda causarse. Para preservar la felicidad de los demás, respeta los derechos y compromisos de los demás. Sé plenamente consciente de la responsabilidad de traer nuevas vidas al mundo. Medita sobre el mundo al que estás trayendo nuevos seres.
No creas que yo siento que sigo todos y cada uno de estos preceptos perfectamente. Sé que fallo de muchas maneras. Ninguno de nosotros puede cumplir plenamente cualquiera de ellos. Sin embargo, debo trabajar hacia esa meta. Esa es mi meta. Ninguna palabra puede reemplazar a la práctica sólo la práctica puede hacer a las palabras.
14. No maltrates a tu cuerpo. Aprende a manejarlo con respeto. No veas a tu cuerpo simplemente como un instrumento. Preserva las energías vitales (sexual, respiración, espíritu) para la realización del camino. La expresión sexual no debería ocurrir sin amor y compromiso. En las relaciones sexuales, sé consciente del sufrimiento futuro que pueda causarse. Para preservar la felicidad de los demás, respeta los derechos y compromisos de los demás. Sé plenamente consciente de la responsabilidad de traer nuevas vidas al mundo. Medita sobre el mundo al que estás trayendo nuevos seres.
No creas que yo siento que sigo todos y cada uno de estos preceptos perfectamente. Sé que fallo de muchas maneras. Ninguno de nosotros puede cumplir plenamente cualquiera de ellos. Sin embargo, debo trabajar hacia esa meta. Esa es mi meta. Ninguna palabra puede reemplazar a la práctica sólo la práctica puede hacer a las palabras.
Uno de los maestros zen más conocidos y respetados
del mundo, poeta, activista por la paz y los derechos humanos, Thich Nhat Hahn
(sus estudiantes lo llaman Thay, que significa “maestro”) ha tenido una vida
extraordinaria. Nació en el Vietnam central, en 1926, y se convirtió en monje a
la edad de 16 años. La guerra de Vietnam enfrentó a los monasterios a la
difícil cuestión de decidir si llevar una vida contemplativa y dedicarse solo a
la meditación en los monasterios o ayudar a sus conciudadanos que sufrían bajo
los ataques de las bombas y la devastación de la guerra. Nhat Hanh fue uno de los
que decidió hacer ambas cosas, ayudando a fundar el movimiento del “Budismo
comprometido”. Ha dedicado su vida, desde entonces, al trabajo de la
transformación personal para el beneficio de los individuos y la sociedad.
Al principio de los años 60, en Saigón, Thich Nhat
Hahn fundó la Escuela para el Servicio de Ayuda Social, una organización de
ayuda para la reconstrucción de los pueblos y aldeas bombardeadas, la
construcción de escuelas y centros médicos, el realojamiento de familias, y la
organización de cooperativas agrícolas. Con la ayuda de más de 10.000
estudiantes voluntarios, la SYSS basó su trabajo en los principios budistas de
no violencia y acción compasiva. A pesar de la oposición del gobierno
vietnamita, Nhat Hahn también fundó la Universidad Budista, una editorial y una
influyente revista de activismo por la paz, en Vietnam.
Tras visitar los Estados Unidos en 1966 en misión
de paz, se le prohibió su vuelta a Vietnam en 1966. En sus viajes siguientes a
los Estados Unidos, tuvo entrevistas con oficiales federales y del Pentágono,
como Robert McNamara, a los que presentó argumentos para detener la guerra y
pedir la paz. Puede que Nhat Hahn haya ayudado a cambiar el curso de la
historia de los Estados Unidos, cuando pidió a Martin Luther King que se
opusiera a la guerra de Vietnam públicamente, ayudando, de esta manera, al
movimiento por la paz. Al año siguiente, King nominó a Thich Nhat Hahn para el
Premio Nobel de la Paz. Más tarde, Nhat Hanh encabezó la delegación Budista en
la Cumbre por la Paz en Paris.
En 1982 fundó Plum Village, una comunidad Budista
en el exilio, en Francia, donde continua su trabajo de ayuda a los refugiados,
los llamados “boat people”, “gente de los barcos”, prisioneros políticos, y
familias pobres de Vietnam y de todo el mundo. También ha recibido un merecido
reconocimiento por su trabajo por los Veteranos de
Vietnam, por sus retiros de meditación y su
prolífica obra literaria sobre meditación, plena consciencia y paz. Ha
publicado 85 libros de poesía, prosa, oraciones, de los cuales 40 están en
inglés, incluyendo los más vendidos, “Llámame por mis verdaderos nombres”, “La
paz está en cada paso”, “Ser paz”, “Tocando la paz”, “Buda viviente, Cristo
viviente”, “Enseñanzas sobre el amor”, “El camino de la emancipación”, e “Ira”.
En Septiembre del 2001, justo pocos días tras los ataques al World Trade
Center, dio un memorable discurso sobre la no violencia y el perdón, en la
Iglesia Riverside de Nueva York. En Septiembre del 2003 pronunció un discurso a
miembros del congreso de los Estados Unidos, en un retiro de dos días. Thich
Nhat Hanh continua viviendo en Plum Village, en la comunidad de meditación que
él fundó, donde enseña, escribe y trabaja en los jardines; dirige retiros por
todo el mundo sobre el “arte de la vida consciente”.
M. Consuelo de la Hidalga.
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