miércoles, 25 de junio de 2014

Consuelo de la Hidalga: INMADUREZ EMOCIONAL

Consuelo de la Hidalga: INMADUREZ EMOCIONAL: INMADUREZ EMOCIONAL   La marioneta Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo...

INMADUREZ EMOCIONAL

INMADUREZ EMOCIONAL
 
La marioneta
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vi-da, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría va-lor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están, al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de ena-morarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.



Las personas que llegan a la edad adulta pero siguen viviendo como adolescentes, sufren el Síndrome de Inmadurez Emocional
 

El psicólogo Estadounidense Dan Kiley en el año 1983 llamó a este síndrome con el nombre de Peter Pan en alusión al héroe que vive en el país del “nunca jamás”, un mundo en el que el tiempo no pasa, solo habitado por niños. Y cuando Peter Pan se entera que él no es el padre de estos niños, siente un gran alivio, y esto es lo que les pasa a las personas que padecen este síndrome :”no quieren dejar de ser hijos para pasar a ser padres”.

 
 
 
Olvidando que un ser adulto es aquel que si bien “es” libre, afronta las consecuencias de sus actos, de las que el inmaduro no quiere saber nada.
Quien padece este síndrome siente la”
dulce tentación
“de vivir siempre en una eterna juventud.
Muchas veces las parejas de las personas que padecen el síndrome de Peter Pan sufren a su vez del síndrome de Wendy , que es un trastorno basado en la necesidad de satisfacer al prójimo , por un gran miedo al rechazo , al abandono , a no ser querida , a dejar de ser amada .Se da más entre mujeres que entre varones.
Son un complemento ideal para los hombres que padecen el síndrome de Peter Pan, ya que estas mujeres, hacen todo lo que el no hace y se responsabilizan por todo lo que el evita, debido a este gran deseo de complacer al otro y de sentirse aprobadas y aceptadas por su pareja.
Para poder ayudar a las personas que padecen estos síndromes es fundamental:


La inmadurez emocional puede ser causada por una serie de factores ambientales, médicos y psicológicos. Con terapia y apoyo permanente de los profesores y la familia, el inmaduro emocionalmente puede desarrollar habilidades de afrontamiento y funcionar con éxito en el trabajo y la escuela. Cuando la enfermedad mental está en juego, la medicación puede hacer una gran diferencia en la capacidad de una persona para hacer frente a situaciones difíciles con madurez e interactuar productivamente con los demás.


 
Cuando pienses en inmadurez piensa en ¨falta de autocontrol en tus emociones¨ es decir la incapacidad de tolerar las emociones que experimentas, llamadas cólera, impotencia, miedo, inseguridad, desconfianza, y dicho de otra manera, algunas personas pueden ser brillantes en sus trabajos, y en su profesión, pero en el amor, son absolutamente inmaduros.
Ocurre que en el amor hacia la pareja, cuando eres más inmaduro más te apegas o te aferras a esa persona, ¨porque crees que ese amor te dará la vida que tú mismo no puedes darte¨ crees que ¨el verdadero amor consiste en que te amen, sin importar lo que tú puedas sentir¨.
El apego es una clara demostración de dependencia emocional, es decir de inseguridad o de inmadurez emocional. Cuando estamos en pareja vivimos la interdependencia, es decir planeamos el proyecto de vida juntos, a partir de cada necesidad individual, y no anulando tus necesidades por el otro.
Existen 3 señales de apego y de inmadurez emocional en una pareja:


 



Bajos umbrales para el sufrimiento;
No todos los seres humanos tenemos los mínimos umbrales de tolerancia, las personas somos diferentes en el modo de amar, de sentir y expresar el amor, de sentir la frustración o evitarla. Hay personas que son capaces de aguantar una cirugía sin anestesia o de desvincularse rápidamente de una persona que ama porque no le conviene, mientras que hay otras que hay que sedarlas, obligarlas o empujarlas a que terminen  con una relación toxica.
El pensamiento de una persona que tiene poca tolerancia al dolor es: ¨No soy capaz de renunciar al placer/bienestar/seguridad que me brinda la persona que amo y soportar su ausencia. No tengo tolerancia al dolor. No importa que tan dañina o poco recomendable sea la relación, no quiero sufrir la perdida. Definitivamente, soy débil. No estoy preparado para sufrir¨.



El mundo tiene o debería  girar a mí alrededor;
Si las cosas no son como me gustaría que fueran, me da rabia. Me da  el berrinche emocional. Tolerar la frustración de que no siempre podemos obtener lo que esperamos, implica saber perder y resignarse cuando no hay nada que hacer. Significa ser capaz de elaborar duelos, procesar perdidas y aceptar, aunque sea a regañadientes, que la vida no gira a nuestro alrededor. Lo infantil reside en la incapacidad de admitir que no se puede.
La ilusión de permanencia;
Casi todos deseamos un amor eterno, ¿pero te has preguntado si realmente se puede? ¿Realmente todos lo logran? o ¿solo pasa en las películas? La mayoría de personas inmaduras tratan de aferrarse a la idea de lo ¨estable y permanentemente seguro¨ como si las personas y los sentimientos no cambiaran con el tiempo. Todo esfuerzo por depender y hacer que la otra persona dependa de ti, es una forma de anular la relación y quitarle vida propia. Algunas personas asfixian a sus parejas controlándolas, llamándolas todo el día, y otorgando permisos hasta para sus salidas con el amigo(a).
En cambio las personas maduras trabajan día a día su relación de pareja, y nada es seguro, aman pensando en el hoy.
Aman y se aprecian, respetando lo diferente que son, pero a la vez se complementan en un todo integrado.


La madurez puede valorarse tomando en cuenta ciertos criterios que nos permitan darnos cuenta del grado hasta el cual podamos hábilmente ponernos en contacto con nuestros semejantes. De esta manera, estableciendo algunos de esos criterios, podemos decir que somos emocionalmente maduros si:

1. Manifestamos nuestros sentimientos en forma constructiva.
2. Tratamos de interpretar los sentimientos de los demás con ánimo de servir.
3. Sentimos por nuestros semejantes el mismo respeto que por nosotros mismos.
4. Tenemos paciencia con los demás y podemos amoldarnos a las circunstancias.
5. Estamos seguros del efecto que produce nuestra conductas sobre los demás.
6. Aceptamos responsabilidades y nos consagramos a ellas hasta su cumplimiento.
7. Tenemos mentes definidas y trabajamos en forma autónoma para alcanzarlas.
8. Tomamos decisiones pero aceptamos las críticas sin ofendernos.
9. Llevamos una vida agradable pero sabemos controlar nuestra conducta.
10. Nos gusta estar acompañados pero también podemos gozar de la soledad.





La madurez emocional posibilita al individuo a adquirir el sentido del humor, que es una de las cualidades más estimadas. Por otra parte, cultivar el sentido del humor siempre contribuirá a disminuir las tensiones en los momentos más difíciles y a restablecer el clima de armonía que todos deseamos.

La inmadurez emocional está relacionada con lazos afectivos arcaicos difíciles de romper, dependencias, miedos, debilidad del yo que prefiere vivir como una prolongación de otro.
En definitiva ser maduro emocionalmente es totalmente compatible con disfrutar de la vida en su totalidad, afrontar nuevos retos, aprovechar cada oportunidad de conocer gente nueva y vivir sensaciones que hasta ahora no habíamos sentido.





las personas maduras poseen estos rasgos de carácter saludables:
Capacidad de saber lo que quiere y la capacidad para hacer que eso suceda
Autocontrol y pensar antes de actuar
Confianza en sí mismo y la capacidad de tomar la responsabilidad de su vida y acciones:

 Paciencia.






La capacidad de preservar relaciones íntimas y establecer conexiones positivas con otras personas
Generosidad y el deseo de dar y estar ahí para apoyar a otras personas
Integridad
Un sentido de equilibrio y ecuanimidad para sobrellevar el estrés
Perseverancia
Capacidad de Decisión
Humildad y la capacidad de admitir cuándo se equivoca


 PSICOTERAPIA PARA LA INMADUREZ EMOCIONAL


Cómo ayudar a las personas inmaduras.

  • Facilitar el conocimiento personal, liberarles de temores y dudas. Que se olviden del “qué dirán”. Que ejerciten su voluntad en pequeñas cosas. Que acepten su realidad positiva para potenciarla y la negativa para mejorarla.
  • Que fomenten una sana autoestima personal. Que aprendan a ver lo positivo de los demás.
  • Fomentar el desarrollo de objetivos superiores y enseñarles a ser felices con las cosas buenas y sencillas de la vida.
  • Que procuren dominar sus afectos y sus estados de ánimo.
  • Desarrollar aficiones gratificantes y enseñarles a saber “perder el tiempo” con los demás. Así evitarán esa “avaricia” del tiempo y el estar continuamente realizando actividades productivas.
  • Aprender a disminuir el ritmo acelerado de la vida. Es conveniente “ir despacio” por la vida para poder tranquilizarse por dentro.
  • Dedicar el tiempo oportuno a descansar. Dormir las horas suficientes. Hacer algo de ejercicio físico, pasear por el campo. El cansancio físico despeja la mente.

Cómo educar para favorecer la madurez afectiva

 

Procurar valorar y aceptar a las personas, a los hijos, a los alumnos tal como son. Deben sentirse queridos.

  • Procurar valorar y aceptar a las personas, a los hijos, a los alumnos tal como son. Deben sentirse queridos.
  • Facilitar el autoconocimiento y ayudar a cada persona a plantearse metas asequibles y constantes.
  • Potenciar el desarrollo de la fortaleza con acciones sencillas y constantes. Desde levantarse a la hora decidida hasta estudiar cada día, pasando por tener detalles con los demás o controlar el propio estado de ánimo. Hacer ver que lo que cuesta vale y que la mayor parte de las cosas cuestan esfuerzo, a pesar de que los medios de comunicación digan lo contrario.
  • Potenciar el valor de la templanza frente al consumismo imperante. No es necesario tener de todo. La felicidad no está en “tener” sino en “ser”. Puede ayudar a adquirir este valor puede el administrar las propinas, ahorrar, cuidar las cosas que uno tiene para que duren y no crearse necesidades.

En definitiva, podría decirse que los componente fundamentales para poder llegar a la madurez afectiva son:

  • Autoestima y autoaceptación.
  • Desarrollo de la fortaleza, de la templanza, del esfuerzo y de la propia voluntad.
  • El autoconocimiento.
  • La valoración y la solidaridad con los demás.
  • Conjugar la libertad y la responsabilidad.
  • Fijarse metas de desarrollo personal y acometerlas.

 

Joseph Fabry y Elisabeth Lukas diseñaron una técnica LOGOTERAPÉUTICA que se llama “ACTUAR COMO SI…”

ELISABETH LUKAS Y JOSEPH FABRY

MÉTODO “ACTUAR COMO SI”

Objetivo:

n  Infundir confianza en el trato con la gente, traduciendo  en acciones lo que se desea hacer.

n  Ayuda a asumir la personalidad que uno quisiera, haciendo consciente sus potencialidades.

n  Cuando la persona “actúa como si”, pronto llega a convencerse de que es la persona que está representando.

n  La razón de no ser esta persona hasta ahora es por haber actuado con el convencimiento contrario.

n  Infundir confianza y paciencia durante el proceso

n  Recordar que uno no puede cambiar a voluntad los sentimientos, pero si el comportamiento

¿Para qué pacientes es recomendable?

Para personas con baja autoestima, tímidas y con falta de confianza en sí mismos.

METODO

Consiste en 5 pasos que se deben practicar por 5 minutos al día.

Únicamente debe practicarse uno diariamente.

Si no se siente seguro o cómodo en cada paso, debe repetirlo al día siguiente hasta lograrlo.

Paso 1: Solo

n  Se le indica a la persona que escoja condiciones seguras donde esté solo (debe suspender y reiniciar más tarde si alguien se acerca). Una caminata a solas es un buen momento. Mientras camina la persona debe pensar, sentir y actuar como la persona segura y con éxito que desea ser, aunque todavía no decida qué es lo que va a tratar de hacer. Debe pensar como actuaría esa persona: ¿Cómo camina? ¿Cómo lleva sus brazos y su cabeza? ¿Ira silbando, cantado o callada?

Paso 2: Con un extraño

n  Un parque es un buen lugar para este paso. La persona debe pensar cómo se comportaría esa persona que quiere ser cuando pase frente a un extraño: ¿Lo miraría? ¿Lo saludaría? Ahora, debe actuar así. Si no le contestan el saludo, lo debe intentar con otro, si fracasa debe suspender el ejercicio e intentarlo al día siguiente, a menos que no le afecte el rechazo.

Paso 3: Con un conocido

n  Se debe escoger un lugar donde conoce a alguien solo casualmente como una tienda o farmacia que visita regularmente. Se le alienta a pensar: ¿Cómo actuaría la persona segura y con auto confianza que desea ser? ¿Platicaría o inclinaría la cabeza y se seguiría de largo?

Paso 4: Con un amigo personal

El propósito de este paso es confrontar a aquellos que lo conocen pero con una nueva imagen de sí mismo y lograr que la acepten. Es aconsejable repetir el ejercicio con diferentes amigos, en diferentes días.

Paso 5: En una situación conflictiva

n  El último paso consiste en situarse por 5 minutos con alguien que representa una amenaza, alguien con quien ha tenido alguna fricción o conflicto. La persona debe actuar como una persona segura de su habilidad para manejar la relación, debe de animársele a hacer todo lo que haría una persona así. Debe repetir este paso aunque sienta que tuvo éxito para asegurarse que se sintió cómodo.

n  Cuando pueda manejar este paso, la persona ha cumplido; ha aprendido a creer en sí mismo cuando se interrelaciona con los demás y será capaz de usar esa confianza en el futuro.

n  Si se encuentra con situaciones que debiliten su autoestima, necesitará revisar y tal vez repetir la serie completa.

n  Conclusión

n  Es un método que ayuda a mantener la auto confianza que se necesita para tener relaciones y encuentros satisfactorios 
 

Definitivamente, como terapeutas confiamos en que cada paciente llegue a nosotros con la convicción y certeza en su deseo de hacer algo mejor con su vida y sus actitudes… Desechar comportamientos que en el pasado funcionaron pero que en su momento actual ya no.

Cuando una persona expresa sinceramente su deseo de cambiar “patrones de comportamiento” y experimenta mediante la Voluntad de Sentido los beneficios de una nueva actitud en pro de su bienestar y de quienes comparten con él la vida;  avanza en más de un 50 % hacia la curación.

Mediante la apelación a los Recursos Noéticos de cada Ser Humano; tensamos al Ser en su anhelo de llegar a Ser quien anhela Ser…

SI LOS VEMOS Y TRATAMOS COMO “SON” LOS HAREMOS PERORES… PERO SI LOS VEMOS Y TRATAMOS COMO “PUEDEN LLEGAR A SER” LOS DIGNIFICAMOS…

 

“Aprenda a controlar su vida”, “Domine sus pensamientos”, ”Tome el control de sus emociones”, “Desarrolle la capacidad de manejar su enojo” “Como no perder la paciencia” “Usted puede salir de sus emociones “No deje que los miedos lo manejen”.

miércoles, 18 de junio de 2014

LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES de Jorge Bucay


La isla de los sentimientos,

un bonito cuento de Jorge Bucay.



Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio...Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Convivencia lograban aquietar el Descontento.


Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.
Entonces, el Conocimiento dijo:
 -Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.

Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
 -¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!

El Conocimiento repitió:

 

 -La isla se hunde.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.

E
ntonces, el Conocimiento contestó:
 - Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No –dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.


 
Las emociones dijeron:
 -¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?


D
icho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas...salvo el Amor.

 

Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:

-Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas...

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
“Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no?”

Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...

L
a isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...

- Después de tantas cosas que pasamos juntos...- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.

 

Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no la dejaba, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra...

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.


D
esde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza de acercó un poquito a la bahía.

-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...

Y la Riqueza le contestó:

- Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...- y siguió su camino sin mirar atrás.


 

El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, cárieles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó:

-¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo!

La Vanidad miró al Amor y le dijo:

- Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.

- Tristeza, hermana- le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...¿Me llevarás contigo?

Y la Tristeza le contestó:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó.

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.

E
ntonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
 - Chst- chst-chst...



Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
-¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.

E
l Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No – dijo el viejito-, como ésta, nunca.

C
uando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:

-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera sé quién es...

L
a Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:

- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.