miércoles, 25 de junio de 2014
Consuelo de la Hidalga: INMADUREZ EMOCIONAL
Consuelo de la Hidalga: INMADUREZ EMOCIONAL: INMADUREZ EMOCIONAL La marioneta Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo...
INMADUREZ EMOCIONAL
INMADUREZ EMOCIONAL
La marioneta
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una
marioneta de trapo y me regalara un trozo de vi-da, posiblemente no diría todo
lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría va-lor a las
cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría
más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta
segundos de luz. No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que
quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre de que son mis
favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán
equivocados están, al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin
saber que envejecen cuando dejan de ena-morarse. A un niño le daría alas, pero
le dejaría que él solo aprendiese a volar.
Las
personas que llegan a la edad adulta pero siguen viviendo como adolescentes,
sufren el Síndrome de Inmadurez Emocional
El
psicólogo Estadounidense Dan Kiley en el año 1983 llamó a este síndrome con el
nombre de Peter Pan en alusión al héroe que vive en el país del “nunca
jamás”, un mundo en el que el tiempo no pasa, solo habitado por niños. Y cuando
Peter Pan se entera que él no es el padre de estos niños, siente un gran
alivio, y esto es lo que les pasa a las personas que padecen este síndrome :”no quieren
dejar de ser hijos para pasar a ser padres”.
Olvidando
que un ser adulto es aquel que si bien “es” libre, afronta las consecuencias de sus
actos, de las que el inmaduro no quiere saber nada.
Quien padece este síndrome siente la” dulce tentación “de vivir siempre en una eterna juventud.
Quien padece este síndrome siente la” dulce tentación “de vivir siempre en una eterna juventud.
Muchas
veces las parejas de las personas que padecen el síndrome de Peter Pan sufren a
su vez del síndrome de Wendy , que es un trastorno basado en la necesidad de
satisfacer al prójimo , por un gran miedo al rechazo , al abandono , a no ser
querida , a dejar de ser amada .Se da más entre mujeres que entre varones.
Son un complemento ideal para los hombres que padecen el síndrome de Peter Pan, ya que estas mujeres, hacen todo lo que el no hace y se responsabilizan por todo lo que el evita, debido a este gran deseo de complacer al otro y de sentirse aprobadas y aceptadas por su pareja.
Para poder ayudar a las personas que padecen estos síndromes es fundamental:
Son un complemento ideal para los hombres que padecen el síndrome de Peter Pan, ya que estas mujeres, hacen todo lo que el no hace y se responsabilizan por todo lo que el evita, debido a este gran deseo de complacer al otro y de sentirse aprobadas y aceptadas por su pareja.
Para poder ayudar a las personas que padecen estos síndromes es fundamental:
La
inmadurez emocional puede ser causada por una serie de factores ambientales,
médicos y psicológicos. Con terapia y apoyo permanente de los profesores y la
familia, el inmaduro emocionalmente puede desarrollar habilidades de
afrontamiento y funcionar con éxito en el trabajo y la escuela. Cuando la
enfermedad mental está en juego, la medicación puede hacer una gran diferencia
en la capacidad de una persona para hacer frente a situaciones difíciles con
madurez e interactuar productivamente con los demás.
Cuando
pienses en inmadurez piensa en ¨falta de autocontrol en tus emociones¨ es decir
la incapacidad de tolerar las emociones que experimentas, llamadas cólera,
impotencia, miedo, inseguridad, desconfianza, y dicho de otra manera, algunas
personas pueden ser brillantes en sus trabajos, y en su profesión, pero en el
amor, son absolutamente inmaduros.
Ocurre que
en el amor hacia la pareja, cuando eres más inmaduro más te apegas o te aferras
a esa persona, ¨porque crees que ese amor te dará la vida que tú mismo no
puedes darte¨ crees que ¨el verdadero amor consiste en que te amen, sin
importar lo que tú puedas sentir¨.
La madurez puede valorarse tomando en cuenta ciertos criterios que nos permitan darnos cuenta del grado hasta el cual podamos hábilmente ponernos en contacto con nuestros semejantes. De esta manera, estableciendo algunos de esos criterios, podemos decir que somos emocionalmente maduros si:
1. Manifestamos nuestros sentimientos en forma constructiva.
2. Tratamos de interpretar los sentimientos de los demás con ánimo de servir.
3. Sentimos por nuestros semejantes el mismo respeto que por nosotros mismos.
4. Tenemos paciencia con los demás y podemos amoldarnos a las circunstancias.
5. Estamos seguros del efecto que produce nuestra conductas sobre los demás.
6. Aceptamos responsabilidades y nos consagramos a ellas hasta su cumplimiento.
7. Tenemos mentes definidas y trabajamos en forma autónoma para alcanzarlas.
8. Tomamos decisiones pero aceptamos las críticas sin ofendernos.
9. Llevamos una vida agradable pero sabemos controlar nuestra conducta.
10. Nos gusta estar acompañados pero también podemos gozar de la soledad.
La madurez emocional posibilita al individuo a adquirir el sentido del humor, que es una de las cualidades más estimadas. Por otra parte, cultivar el sentido del humor siempre contribuirá a disminuir las tensiones en los momentos más difíciles y a restablecer el clima de armonía que todos deseamos.
La inmadurez emocional está relacionada con lazos afectivos arcaicos difíciles de romper, dependencias, miedos, debilidad del yo que prefiere vivir como una prolongación de otro.
En definitiva ser maduro emocionalmente es totalmente compatible con disfrutar de la vida en su totalidad, afrontar nuevos retos, aprovechar cada oportunidad de conocer gente nueva y vivir sensaciones que hasta ahora no habíamos sentido.
las personas maduras poseen estos rasgos de carácter saludables:
Capacidad de saber lo que quiere y la capacidad para hacer que eso suceda
Autocontrol y pensar antes de actuar
Confianza en sí mismo y la capacidad de tomar la responsabilidad de su vida y acciones:
Paciencia.
La capacidad de preservar relaciones íntimas y establecer conexiones positivas con otras personas
Generosidad y el deseo de dar y estar ahí para apoyar a otras personas
Integridad
Un sentido de equilibrio y ecuanimidad para sobrellevar el estrés
Perseverancia
Capacidad de Decisión
Humildad y la capacidad de admitir cuándo se equivoca
PSICOTERAPIA PARA LA INMADUREZ EMOCIONAL
Cómo ayudar
a las personas inmaduras.
- Facilitar el conocimiento personal, liberarles de temores y dudas.
Que se olviden del “qué dirán”. Que ejerciten su voluntad en
pequeñas cosas. Que acepten su realidad positiva para potenciarla y la
negativa para mejorarla.
- Que fomenten una sana autoestima personal. Que aprendan a ver lo
positivo de los demás.
- Fomentar el desarrollo de objetivos superiores y enseñarles a ser
felices con las cosas buenas y sencillas de la vida.
- Que procuren dominar sus afectos y sus estados de ánimo.
- Desarrollar aficiones gratificantes y enseñarles a saber “perder
el tiempo” con los demás. Así evitarán esa “avaricia” del
tiempo y el estar continuamente realizando actividades productivas.
- Aprender a disminuir el ritmo acelerado de la vida. Es conveniente “ir
despacio” por la vida para poder tranquilizarse por dentro.
- Dedicar el tiempo oportuno a descansar. Dormir las horas
suficientes. Hacer algo de ejercicio físico, pasear por el campo. El
cansancio físico despeja la mente.
Cómo educar
para favorecer la madurez afectiva
Procurar valorar y aceptar a las personas, a los
hijos, a los alumnos tal como son. Deben sentirse queridos.
- Procurar valorar y aceptar a las personas, a los hijos, a los
alumnos tal como son. Deben sentirse queridos.
- Facilitar el autoconocimiento y ayudar a cada persona a
plantearse metas asequibles y constantes.
- Potenciar el desarrollo de la fortaleza con acciones
sencillas y constantes. Desde levantarse a la hora decidida hasta estudiar
cada día, pasando por tener detalles con los demás o controlar el propio
estado de ánimo. Hacer ver que lo que cuesta vale y que la mayor parte de
las cosas cuestan esfuerzo, a pesar de que los medios de comunicación
digan lo contrario.
- Potenciar el valor de la templanza frente al consumismo
imperante. No es necesario tener de todo. La felicidad no está en “tener”
sino en “ser”. Puede ayudar a adquirir este valor puede el
administrar las propinas, ahorrar, cuidar las cosas que uno tiene para que
duren y no crearse necesidades.
En definitiva, podría decirse que los componente
fundamentales para poder llegar a la madurez afectiva son:
- Autoestima y autoaceptación.
- Desarrollo de la fortaleza, de la templanza, del esfuerzo y de la
propia voluntad.
- El autoconocimiento.
- La valoración y la solidaridad con los demás.
- Conjugar la libertad y la responsabilidad.
- Fijarse metas de desarrollo personal y acometerlas.
ELISABETH LUKAS Y JOSEPH FABRY
MÉTODO
“ACTUAR COMO SI”
Objetivo:
n Infundir confianza en el trato con
la gente, traduciendo en acciones lo que
se desea hacer.
n Ayuda a asumir la personalidad que
uno quisiera, haciendo consciente sus potencialidades.
n Cuando la persona “actúa como si”,
pronto llega a convencerse de que es la persona que está representando.
n La razón de no ser esta persona
hasta ahora es por haber actuado con el convencimiento contrario.
n Infundir confianza y paciencia
durante el proceso
n Recordar que uno no puede cambiar
a voluntad los sentimientos, pero si el comportamiento
¿Para qué
pacientes es recomendable?
Para
personas con baja autoestima, tímidas y con falta de confianza en sí mismos.
METODO
Consiste en
5 pasos que se deben practicar por 5 minutos al día.
Únicamente
debe practicarse uno diariamente.
Si no se
siente seguro o cómodo en cada paso, debe repetirlo al día siguiente hasta
lograrlo.
Paso 1:
Solo
n Se le indica a la persona que escoja
condiciones seguras donde esté solo (debe suspender y reiniciar más tarde si
alguien se acerca). Una caminata a solas es un buen momento. Mientras camina la
persona debe pensar, sentir y actuar como la persona segura y con éxito que
desea ser, aunque todavía no decida qué es lo que va a tratar de hacer. Debe
pensar como actuaría esa persona: ¿Cómo camina? ¿Cómo lleva sus brazos y su
cabeza? ¿Ira silbando, cantado o callada?
Paso 2:
Con un extraño
n Un parque es un buen lugar para este
paso. La persona debe pensar cómo se comportaría esa persona que quiere ser
cuando pase frente a un extraño: ¿Lo miraría? ¿Lo saludaría? Ahora, debe actuar
así. Si no le contestan el saludo, lo debe intentar con otro, si fracasa debe
suspender el ejercicio e intentarlo al día siguiente, a menos que no le afecte
el rechazo.
Paso
3: Con un conocido
n Se debe escoger un lugar donde
conoce a alguien solo casualmente como una tienda o farmacia que visita
regularmente. Se le alienta a pensar: ¿Cómo actuaría la persona segura y con
auto confianza que desea ser? ¿Platicaría o inclinaría la cabeza y se seguiría
de largo?
Paso
4: Con un amigo personal
El
propósito de este paso es confrontar a aquellos que lo conocen pero con una nueva
imagen de sí mismo y lograr que la acepten. Es aconsejable repetir el ejercicio
con diferentes amigos, en diferentes días.
Paso
5: En una situación conflictiva
n El último paso consiste en situarse
por 5 minutos con alguien que representa una amenaza, alguien con quien ha
tenido alguna fricción o conflicto. La persona debe actuar como una persona
segura de su habilidad para manejar la relación, debe de animársele a hacer
todo lo que haría una persona así. Debe repetir este paso aunque sienta que
tuvo éxito para asegurarse que se sintió cómodo.
n Cuando pueda manejar este paso, la
persona ha cumplido; ha aprendido a creer en sí mismo cuando se interrelaciona
con los demás y será capaz de usar esa confianza en el futuro.
n Si se encuentra con situaciones que
debiliten su autoestima, necesitará revisar y tal vez repetir la serie
completa.
n Conclusión
n Es un método que ayuda a mantener la
auto confianza que se necesita para tener relaciones y encuentros
satisfactorios
“Aprenda a controlar su vida”, “Domine sus
pensamientos”, ”Tome el control de sus emociones”, “Desarrolle la capacidad de
manejar su enojo” “Como no perder la paciencia” “Usted puede salir de sus
emociones “No deje que los miedos lo manejen”.
miércoles, 18 de junio de 2014
LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES de Jorge Bucay
La
isla de los sentimientos,
un
bonito cuento de Jorge Bucay.
Hubo una vez una isla donde habitaban todas las
emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por
supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el
Odio...Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la
vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que
el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero
muchas veces la Constancia y la Convivencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.
Entonces, el Conocimiento dijo:
-Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!
El Conocimiento repitió:
-La
isla se hunde.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.
Entonces, el Conocimiento contestó:
- Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No –dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.
Entonces, el Conocimiento contestó:
- Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No –dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.
Las emociones dijeron:
-¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas...salvo el Amor.
Porque el
Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
-Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas...
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
“Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no?”
-Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas...
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
“Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no?”
Y se
quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el
proceso de hundimiento no era reversible...
La isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...
La isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...
- Después de tantas cosas que pasamos juntos...- le
reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la
isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no la dejaba, el amor
desaparecería para siempre de la faz de la Tierra...
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza de acercó un poquito a la bahía.
-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...
Y la Riqueza le contestó:
- Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...- y siguió su camino sin mirar atrás.
El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad
en un barco hermoso, lleno de adornos, cárieles, mármoles y florecitas de todos
los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó:
-¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo!
La Vanidad miró al Amor y le dijo:
- Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
El Amor se estiró un poco y gritó:
-¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo!
La Vanidad miró al Amor y le dijo:
- Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
- Tristeza, hermana- le dijo-, tú que me conoces
tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...¿Me llevarás
contigo?
Y la Tristeza le contestó:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.
Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...
De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
- Chst- chst-chst...
Y la Tristeza le contestó:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.
Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...
De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
- Chst- chst-chst...
Era un
desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
-¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.
El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No – dijo el viejito-, como ésta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera sé quién es...
La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.
El Amor se sorprendió:
-¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.
El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No – dijo el viejito-, como ésta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera sé quién es...
La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.
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